Las ocho caras de Julio Cortázar en «Octaedro», su libro de cuentos

Octaedro. s.m. 1 Poliedro de ocho caras o planos. 2 Libro de Julio Cortázar publicado en 1974 y que incluye ocho cuentos largos sin un tema común.


No me importa reiterar que no pretendo escribir reseñas canónicas ya que no aspiro a convertir este blog en una referencia de los comentarios de libros. Me conformo con poder reflejar mis impresiones y sensaciones tras una lectura en la esperanza de que, si lo consigo, les sean de utilidad a alguien. Por eso, seguiré haciendo reflexiones poco académicas y hasta infundadas. Pido disculpas anticipadas por si algún lector ilustrado siente vergüenza ajena.

A veces pienso que existen dos posibles lecturas de una obra: una superficial y rápida y otra profunda y lenta. La primera, la superficial y rápida, termino haciéndola en los casos en los que la prolijidad del texto o hasta su literaliedad consiguen saciarme hasta ocultar la historia narrada tras una densa neblina. En estos casos, intento saltar sobre las palabras como lo haría al atravesar un riachuelo brincando sobre las rocas que lo cruzan. En las lecturas profundas y lentas, me olvido de las piedras y termino mojándome hasta las rodillas; sucede cuando las frases, las palabras lo dicen todo y la historia narrada ya no importa. Esta dualidad se puede dar entre autores, entre obras de un autor o, como en el caso de Julio Cortázar, entre cuentos de un mismo libro, como el que es objeto de este artículo. Aún así, sean de un tipo u otro, los relatos siempre sorprenden y hasta anonadan por la originalidad y genialidad de su prosa. Paso a comentar cada uno de ellos, sin llegar a revelar los finales, tan característicos como sorprendentes en los cuentos de este autor:

  • Liliana llorando. Un enfermo terminal imagina como será la vida sin él, en especial cómo su mujer rehará su vida con un amigo suyo. Excelente cuento. Prosa gloriosa.
  • Los pasos en las huellas. Interesante y desconcertante. La historia de una vida edulcorada que hace triunfar a un escritor.
  • Manuscrito hallado en un bolsillo. No entiendo la relación entre la narración y su título. Un pasajero obsesivo del metro juega a adivinar si alguna pasajera ejecutará determinadas acciones.
  • Verano. Cuento surrealista. Una discusión nocturna de un matrimonio aburrido de una larga vida en común acerca de si un caballo entró o no por la noche en su vivienda.
  • Ahí pero dónde, cómo. Monólogo en el que el narrador rememora una y otra vez la muerte de su mejor amigo.
  • Lugar llamado Kindberg. Alguien ya mayor recoge a una joven autoestopista. No me gustó el final, aunque reconozco que puede que fuera necesario.
  • Las fases de Severo. Varios familiares juegan en torno a un moribundo, que también participa, salvo en la fase final. Espectacular la imagen de las polillas llenando el cuerpo.
  • Cuello de gatito negro. Cuento interesante, con algunas frases geniales. Parte de un hombre y una mujer que, consciente o inconscientemente, se tocan las manos en el metro y terminan acostándose juntos.

Como siempre, termino con unos pocos, pero escogidos, fragmentos:

  • La hija de Susana lo recibió con un curioso aire de resentimiento y adulación simultáneos, como de perro después de un puntapié.
  • Más tarde —la noche giraba despaciosa con su cielo hirviente de estrellas—, otras barajas se mezclaron en el interminable solitario del insomnio.
  • Acabó por irritarlo la facilidad con que la ignorancia favorece la admiración.
  • [...] con los ojos perdidos en el hastío de ese interregno en el que todo el mundo parece consultar una zona de visión que no es la circundante, salvo los niños que miran fijo y de lleno en las cosas hasta el día en que les enseñan a situarse también en los intersticios [...]
  • [...] llegan de noche desde una lluvia que se lava rabiosamente la cara contra el parabrisas [...]
  • [...] se olían en la sombra murmurando una dicha de monosílabos y diástoles.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Redes sociales