Don Quijote y Sancho recorren Alemania en coche, reencarnados en Clara y su marido, respectivamente, este último convertido en el protagonista. Así es como veo esta versión contemporánea del clásico.
El 18 de abril de 2017 se presentó "Viento", mi primera novela. Fue en "La Ciudad Invisible", un café-librería del centro de Madrid, en un evento presentado por el escritor Pedro Carrasco Garijo. Estuve arropado en todo momento por la generosidad de un numeroso grupo de amigos y amigas, que escucharon pacientemente mientras hablamos de la novela. Fue un momento inolvidable, en el que se materializaban los afanes de casi dos años de trabajo y de ilusión.
Debía correr el año 1943 cuando Carmen Laforet escribía "Nada" en la desolada Barcelona de la posguerra civil española, novela que ganaría la primera convocatoria del premio Nadal, en 1945. Carmen tenía entonces 22 años, lo que ha hecho tambalear mis creencias sobre el origen de la inspiración literaria, que ya Platón suscitó con la oposición entre ingenio (o naturaleza, o genética, o musas) y arte (o trabajo, o aprendizaje). Es decir, si el artista nace o se hace.