La visión de Alberto Méndez en «Los girasoles ciegos»

Después de más de cuatro años escribiendo artículos en este blog he terminado por darme cuenta de que, quizás, no sea lo mejor para el lector que comente todos y cada uno de los libros que leo. Tal vez convenga reducir la frecuencia de publicación y hacerlo solo para aquellos libros cuya lectura me haya motivado especialmente. Parece de sentido común que el ritmo de lectura no tiene por qué coincidir con el de publicación en este blog. De hecho, forzar este último a aquel seguro que redunda en una menor calidad de mis comentarios. Espero no equivocarme.

La preciosista novela de Yasunari Kawabata «La casa de las bellas durmientes»

Cuando Yasunari Kawabata publicó «La casa de las bellas durmientes» acababa de dejar atrás sus primeros sesenta años de vida y le quedaban por cumplir once más. Probablemente, en aquella época vislumbraba la decadencia que, vista en positivo, debería liberarnos de las premuras carnales para dejarnos en manos de la melancolía; melancolía que no deja de ser una forma de felicidad, quizás su única forma, la del recuerdo del pasado, nunca la observación del presente ni, menos, la del futuro.

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