Cuando no convienen las certezas, como en "El punto ciego", el libro de Javier Cercas

En casi todas mis lecturas tengo en cuenta las recomendaciones de personas cuyo criterio aprecio. Este libro no ha sido la excepción: me lo habían aconsejado tanto escritores como lectores que, presuntamente, no escribían. Esta situación no es frecuente ya que los lectores no escritores suelen gustar de lo lúdico de las obras, mientras que las recomendaciones de los escritores suelen estar orientadas hacia objetivos más utilitarios (cómo mejorar la técnica narrativa, por ejemplo). Pues bien, en este caso, Javier Cercas ha provocado una nueva rara unanimidad lector/escritor ya que las recomendaciones con las que cuento proceden de ambos perfiles.

A veces no me encuentro, como en «Clavícula», el libro de Marta Sanz

Hurgué en mi memoria para buscar significados, temas subyacentes, metáforas que trascendieran la literalidad del texto. ¿Qué era ese dolor clavicular que obsesionaba a la autora?, ¿un trasunto de la sociedad actual?, ¿un aviso de la implacable y futura muerte?, ¿una alegoría de la escritura en cuanto que reflejo de un dolor? Puede ser, o tal vez no. Y es que si me falta el hilo conductor de una historia, el objetivo, se esfuma buena parte del atractivo de la obra, salvo que se compense con otros aspectos.

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