Los polémicos «Diez negritos», de Agatha Christie


La vida es tramposa. Crees que las cosas son de una forma y, más tarde que temprano, cuando llevas vivida buena parte de ella, te da un bofetón y te descoloca. Como les sucede a los personajes de esta novela. Cada uno de los diez personajes ha vivido bajo una conciencia inconsciente de sus actos hasta que, por sorpresa, tienen que afrontarlos, es verdad que en contra de su voluntad.

Agatha Christie nos presenta una típica historia en la que se trata de descubrir al asesino de entre diez personas. Lo hace de un modo hábil, en un formato original y nos reserva una sorpresa al final como para que reconozcamos que no hemos acertado en nuestra predicción de cuál era el asesino. De lectura fácil, sin saltos temporales y sin aparentes pretensiones más allá del entretenimiento, permite que el lector reflexione y saque sus propias conclusiones, como las que expresé al inicio de esta breve reseña.

Aunque no es una novela que despunte por su calidad literaria, en mi opinión, sí he anotado algunos fragmentos que me han llamado la atención como, por ejemplo, los siguientes:

  • La joven se volvió a Italia para tostarse al sol, comulgar con la naturaleza y los aldeanos. Más tarde se dijo que había proseguido su viaje hasta Siria, con la intención de tostarse bajo un sol más ardiente todavía y comulgar con la naturaleza y los beduinos.
  • En medicina, por lo general, era la fe la que curaba.
  • ¿Dónde había visto esa cara de rana, con ese cuello de tortuga, esa espalda encorvada y esos ojillos claros y maliciosos?
  • Miró a su alrededor y alargando el cuello como una tortuga enfadada [...].
  • Se parecía a un pajarillo que acabara de estrellarse contra un cristal y que una mano humana hubiera recogido.

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