«Cómo no hacer nada», un ensayo de Jenny Odell sobre la economía de la atención


Comencé a leer este ensayo atraído por su título. Acostumbrado a una vida, no solo la profesional, enfocada a la productividad, me intrigó saber cómo proponía la autora vivir sin hacer nada. Me equivoqué.

El libro trata, en esencia, de los peligros de la economía de la atención. Desde luego, el tema me interesó, como demuestra que terminé de leerlo, a pesar de no ser lo que esperaba: un tratado sobre dicha economía y sus antídotos: el ascetismo, la frugalidad y temas aledaños.

Ya que he leído esta obra, comentaré algo de la economía de la atención, de la que no había oído hablar. Según la autora, las empresas, especialmente las tecnológicas, buscan obsesivamente atraer la atención de los usuarios, que se encuentran inmersos en un mundo lleno de información y distracciones. Todo ello con la finalidad última de ofrecerle publicidad de productos y servicios que puedan terminar comprando. A poco que lo pensemos nos daremos cuenta de que es así y no solo en las omnipresentes redes sociales, sino en muchas otras actividades como, por ejemplo, este blog: escribo en él porque busco tu atención para que lo leas.

Ser conscientes de la economía de la atención, en mi opinión, no implica abandonar este mundo y convertirse en ermitaño. Basta con no dejarse manipular por ella y hasta aprovecharse en la medida de lo posible. Al fin y al cabo, los peligros de la economía de la atención, que los tiene, no son peores, por ejemplo, que el tráfico. No creo que la solución para evitar los accidentes de tráfico sea prohibir la conducción de los vehículos. De hecho, ¿hay alguna actividad humana que no conlleve algún tipo de riesgo? Desde luego que no; pues la economía de la atención tampoco.

Lo que sí es peligroso de dicha economía es la inconsciencia de gran parte de la gente sobre su existencia, empezando por mí mismo. Y lo es porque nos hace fácilmente manipulables al creer que son nuestras las decisiones que tomamos, cuando han sido fundamentalmente condicionadas por la publicidad consumida gracias a la economía de la atención.

En fin, si te interesa saber más sobre la economía de la atención, este libro puede interesarte, pero si pretendes saber cómo vivir ocioso, entonces, probablemente haya otras obras más idóneas.

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