Nuevas noticias de Eduardo Mendoza en su libro «Sin noticias de Gurb»

«Tras zamparme veinticinco churros mojados en un cubo de chocolate, me dispongo a escribir estas lineas acerca de esta novela, por llamar de alguna manera a este libro o lo que sea». De este tenor debería ser un comentario medianamente coherente con esta obra.


Una historia sin propósito aparente, de continuos disparates y que, no obstante, se lee con 
interés, quizás en espera del siguiente absurdo que le suceda al protagonista, que no es Gurb. Porque las peripecias del compañero de Gurb fuerzan al lector a reírse a la vez que se siente anonadado por la exagerada imaginación del autor, Eduardo Mendoza, para plantear tales situaciones.

Aquí no hay metáforas ni otros recursos literarios; ni siquiera esquemas narrativos clásicos. Un diario de 24 días redactado por un extraterrestre abducido por la Barcelona de finales de siglo, escrito con frases cortas, a veces en un estilo telegráfico.

Nuevamente, Eduardo Mendoza me ha retado con una lectura fuera de la doctrina literaria y ha conseguido que pasara un buen rato, como ya lo hizo con Una comedia ligera.

Finalizo transcribiendo un párrafo que muestra a la perfección el tono narrativo de la obra:

«No hay en todo el Universo chapuza más grande ni trasto peor hecho que el cuerpo humano. Sólo las orejas pegadas al cráneo de cualquier modo, ya bastarían para descalificarlo. Los pies son ridículos; las tripas, asquerosas. Todas las calaveras tienen una cara de risa que no viene a cuento. De todo ello los seres humanos sólo son culpables hasta cierto punto. La verdad es que tuvieron mala suerte con la evolución.»

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