A vueltas con mis prejuicios en «Amor de perdición», una novela de Camilo Castelo Branco

Otra vez mis prejuicios me han estorbado; esta vez, mientras leía «Amor de perdición», reconocida como la novela más perfecta de Camilo Castelo Branco, uno de los máximos representantes del Romanticismo portugués; representante él mismo del auténtico romántico del siglo XIX, ya que su propia vida no habría desmerecido como argumento novelístico.


¿Por qué mis prejuicios? Porque se trata de una novela romántica, un clásico en este caso, pero novela de género. Este tipo de novelas, como ya comenté en este otro artículo, en mi opinión, funciona gracias al "atrezo" que las hacen atractivas para los aficionado al género, materializado en una determinada ambientación y/o un argumento concreto. El problema son los "ropajes": homogeneizan los contenidos de las novelas hasta el punto de ocultar la calidad intrínsica de las obras, de forma que novelas mediocres pueden pasar por buenas, siempre que sean leídas por un aficionado al género de que se trate. Y, a la vez, obras maestras de la literatura, por estar escritas bajo los parámetros de un determinado género, suelen ser infravaloradas, como pudiera serlo «Amor de perdición».

Desde el comienzo me he movido entre el deseo casi irrefrenable por seguir leyendo y la sensación de estar perdiendo el tiempo en una novela destinada a un público algo menos exigente que yo (y eso que yo me considero muy poco exigente). Dicho de forma más coloquial: temía estar enganchado a una especie de culebrón de papel. Menos mal que me enteré que Unamuno era admirador de Camilo Castelo Branco; a partir de ahí se me borraran de golpe todos los prejuicios.

Lo primero que llama la atención de este libro es la cantidad de muertos "por amor" arrastrados por la pasión ciega de Simón, uno de los protagonistas. Sin embargo, basta con pensar que se trata de un mero aspecto "cuasiambiental", ya que era el "formato" utilizado en la mayor parte de la novela romántica del siglo XIX. Considerado esto, descubrí estos dos contenidos principales:

El primero, la crítica social, puesta de manifiesto por la dificultad para poder culminar un amor, un amor normal entre dos jóvenes que, por otra parte, lo más probable es que se hubieran cansado poco después tan una relación tan intensa, como les sucedería hoy a dos adolescentes cualesquiera: la prohibición es el mejor acicate.

El segundo, la contraposición del amor de Mariana al de la pareja "oficial" de la novela formada por Simón y Teresa. Mariana viene a representar lo irracional de lo humano, pero también lo más bello. No es su desinterés lo que impresiona, sino su sacrificio, su amor sin límites y sin esperanza, su renuncia a su honor, al qué dirán. En resumen, su renuncia a vivir por nada, renuncia a lo humano, rebeldía de existir. Es el ideal máximo del ser humano: serlo tanto que no se sea. Ya que le han dado la opción de pensar y de sentir decide aprovecharlo en contra de sí misma como persona, pero poniendo todo ello en aras de un concepto inmaterial: su amor por Simón. Sublime.

Para terminar, cuatro pequeños fragmentos que he entresacado y que comento:

  • «Teresa adivina que la lealtad tropieza a cada paso en el camino real de la vida, y que los mejores fines se alcanzan por atajos en los que no cabe la franqueza y la sinceridad.»: Buena muestra de sabiduría mundana: la búsqueda obstinada de la verdad no deja de ser un montaje humano. La vida, para avanzar, necesita variar, no estar asegurada, no ser siempre clara y predecible; para ello, en muchas ocasiones hay que saltarse prejuicios y mitos como puede serlo el de la "verdad".
  • «Temor y deleite, para los corazones que se estrenan en la comedia humana, son sentimientos que se unen e identifican.»: Es fácil identificarse con el escritor cuando se comprueba que, además de conocer la naturaleza humana, es capaz de expresar sus conocimientos de forma tan bella.
  • «Nadie siente en sí el peso del amor que inspira y no comparte.»: Me costó trabajo llegar a estar de acuerdo, pero al fin lo estuve.
  • «Vanidad o insaciabilidad del corazón humano, sea lo que fuere, por el amor que nos profesan es como graduamos lo que valemos, en lo más íntimo de nuestra conciencia.»: En este caso me fue fácil estar de acuerdo.

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