Con frecuencia me indigna que después de una noticia trágica, el presentador de televisión, sin siquiera cambiar el semblante, informe del último estreno cinematográfico o de cualquier otro suceso casi frívolo. Es claro que su profesión es la de informar, de lo bueno y de lo malo, pero se espera una pizca de humanidad, que no aparece. ¿O acaso somos los televidentes los que, en nuestra ansiedad por consumir noticias, nos hemos insensibilizado para apreciar los matices?
Pero de esto no quería hablar, ¿o sí? Me preguntaba si en este blog, dedicado a la literatura y a la tecnología, podría o convendría que tratara de temas no literarios, sabiendo que no puedo ser ajeno, ni menos como escritor, a los acontecimientos que suceden a mi alrededor. ¿Se indignaría un seguidor de este blog porque, esperando encontrar referencias literarias, se topara con una mención al ultimo partido de fútbol? Posiblemente perdería un seguidor. Sin embargo, en ocasiones, me siento un poco impostor cuando escribo acerca del último libro que he leído mientras sé que la sociedad en la que vivo está conmocionada por un accidente aéreo, por la elección de Donald Trump o por la decisión del Reino Unido de separarse de la Unión Europea.
Es frecuente que algunos de los más conocidos escritores españoles como Javier Cercas, Arturo Pérez-Reverte, Benjamín Prado, Javier Marías, Rosa Montero, Juan José Millás, Fernando Aramburu, Maruja Torres o Antonio Muñoz Molina escriban sobre temas no estrictamente literarios, que llenen páginas de los dominicales de los periódicos con reflexiones sobre acontecimientos sociales; en mi opinión, no se trata de que ellos muestren una mayor lucidez que sus lectores, más bien de que al ser escritores puede que expresen mejor las ideas que subyacen en la sociedad. Es decir, su pluma se convierte en la herramienta, en el arma que sus lectores no tienen para hacer visibles sus inquietudes. Al fin y al cabo, como lo que es cualquier novela: un espejo en el que el lector se descubre a sí mismo.
En resumen, que salvo que los lectores de este blog muestren su desacuerdo en los comentarios, no solo creo conveniente sino hasta obligatorio que en este blog presente artículos en los que la literatura o la tecnología relacionada con ella deje de ser el tema central y se convierta en mero instrumento. Ya me diréis si me equivoco.
Estoy totalmente de acuerdo contigo Javier, tu blog en cierta forma no deja de ser un reflejo de ti y por tanto de todo lo que te afecta y te inquieta.
ResponderEliminarAprovecho para felicitarte por tu blog y agradecerte tu esfuerzo
Gracias por opinar, Carolina, y por tus ánimos.
EliminarUn saludo.
Sin embargo, a mí me gusta encontrar cada cosa en su sitio.
ResponderEliminarGabriel Tojo.
Divina discrepancia; gracias por comentar, Gabriel.
EliminarUn saludo.
Marian, de Frontera Esdrújula, al aparato:
ResponderEliminarUna inquietud legítima la tuya, Javier, a la que no soy ajena. Más de una vez me he preguntado por qué los escritores que mencionas, y fuera del espacio estricto de sus novelas, se dedican a la denuncia sociopolítica (casi) en exclusiva. Seguramente lo hacen porque sus voces tienen un eco indudable y la denuncia social un gran tirón, pero ¿no habría una manera de conectarlo todo? Fíjate, por ejemplo, cuando Trump (o su portavoz) se dedica a domeñar la realidad y acuña la expresión de "hechos alternativos"...
Bueno, aunque no siempre habrá un hilo tan obvio del que tirar.
¡Saludos!
Gracias, Marian, por tu comentario que comparto casi en su totalidad: coincido que algunos de los escritores y escritoras citados suelen escribir crítica sociopolítica, pero también es verdad que hay muchos otros (Rosa Montero, por ejemplo) que gustan de hablar de otros temas, hasta de literatura. Lo cierto es que cada vez me cuesta más aislar en mis escritos el aspecto literario; noto cómo se cuelan facetas no tan literarias, pero que también tienen que ver con la vida de las personas.
EliminarGracias por leerme.
Un saludo.
Javier, al final se valorará el blog por las aportaciones, por su interés. Un libro tendrá para algunos más empatía que un gol anulado.
ResponderEliminarGracias, Alfonso, tanto por leer este blog como por comentarlo.
EliminarEspero conseguir en el futuro de que mi interés por lo que escriba en estos artículos cada vez esté más alineado con el interés de sus lectores, incluso de aquellos también aficionados al fútbol.
Saludos.