Mi dificultad para leer bien «El rey Lear», la obra de teatro de William Shakespeare


Empiezo por la conclusión: en el futuro evitaré leer obras de teatro traducidas al español y escritas originalmente en verso en inglés medieval, aunque su autor sea Shakespeare.

Para empezar, en mi opinión, leer teatro y no verlo representado devalúa la fuerza expresiva que pretendía el autor ya que falta la gestualidad y la escenificación, que no pueden incluirse en la versión escrita, que no pasa de ser un seudoguión al que se le añaden unas pequeños incisos.

Que el relato esté versificado tampoco favorece la lectura ya que dificulta el seguimiento de la acción por el efecto literario de la musicalidad del poema. Por contra, si se consigue una versión prosificada se leerá mejor, pero se perderá el efecto expresivo de la rima.

Por último, si la obra está escrita en inglés medieval, aunque se tenga un cierto nivel de inglés actual, será necesario acudir a la lectura de las notas para entender mejor las palabras o expresiones, con la consiguiente interrupción de la suspensión de la incredulidad, necesaria para involucrarse en el relato. La alternativa es leerlo traducido en español moderno, en cuyo caso habrá que rezar para que la traducción sea a la vez fiel y comprensible.

La versión que he leído está algo prosificada y traducida al español actual con lo que he conseguido seguir la trama, nada compleja, pero en el camino he perdido buena parte de la genialidad de las expresiones tan precisas y, a la vez, tan profundas de Shakespeare. Algo así como si mezcláramos con gaseosa un buen vino: puede que se nos resulte más agradable, pero perderemos todos los matices de aquel.

Aun así, he extraído algunos fragmentos que, a pesar de la poda de endulzamiento a que se han sometido, consiguen reflejar la sabiduría del autor:

  • Tan extraordinaria es la majadería del mundo que cuando caemos en desgracia, a menudo por excesos de comportamiento, echamos la culpa de nuestros desastres al sol, la luna y las estrellas, como si fuéramos villanos por fuerza, idiotas por compulsión celestial, borrachos, mentirosos y adúlteros por una inducida obediencia de influencia planetaria. Como si todo lo que tenemos de malvados, fuera por impulso divino. Admirable evasión del putero, que atribuye sus libidinosas tendencias a un lucero.
  • Discurso que da el bufón a Lear:
Ten más de lo que aparentas,

di menos de lo que sepas, da menos de lo que debas,

cabalga siempre que puedas, aprende y no todo creas,

guarda más de lo que juegas, deja el frasco y la ramera,

echa el pestillo a la puerta y ganarás mucho más

que de un golpe de azar.

  • El gorrión tanto al cuco alimentó que al final la cabeza le arrancó.
  • Conozco a este tipo de granujas, cuya sinceridad alberga más artificio y más fines corruptos que veinte empalagosos criados extremando el rigor de sus deberes.
  • Hay en la necesidad un extraño arte que convierte en preciosas a las cosas viles.
  • La plaga de este tiempo: locos guiando a ciegos.
  • Paciencia y pena competían por expresar mejor su gran belleza. Como lluvia con sol, así eran sus sonrisas y lágrimas, aun más hermosas.
  • En ropas rotas grandes vicios aparecen; en ropajes y túnicas de piel todo se esconde. Baña el pecado con una capa de oro y la lanza mortal de la justicia se quebrará sin ser notada.

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