Una joya llamada "El señor de las moscas", la novela de William Golding

Ralph, Piggy, Jack y Simon son los cuatro niños protagonistas de esta excelente novela que, como toda buena narración, es casi un libro de filosofía.

Un grupo de niños se encuentren solos en una isla desierta, situación que pudiera parecer irreal en un primer momento. Rápidamente nos olvidamos de ello cuando se manifiestan las emociones que parecen recordarnos nuestros ancestrales orígenes animales. También, nos sorprenderá lo fácil que es encontrar semejanzas con la sociedad actual: el cazador, el líder, el presidente de una multinacional o las propias empresas que someten a sus empleados a cambio de darles de comer y, claro, de callarlos.

Pero al margen de esta interpretación "fácil", presiento que Golding quería transmitirnos que la realidad tal como la conocemos es una realidad "falsa" basada en multitud de convenciones e intereses que ocultan otra naturaleza humana, más auténtica, que la que conocemos habitualmente. ¿Saber que contamos con esa naturaleza primaria puede ser conveniente para aceptar como necesarias las convenciones que nos hemos otorgado a nosotros mismos?

En la novela los personajes aparecen muy diferenciados, espléndidamente caracterizados a través de los diálogos, sin apenas utilizar descripciones convencionales. Los roles sociales quedan expuestos en:

-Ralph, como el jefe electo, poco inteligente pero decidido y ágil.

-Piggy el intelectual, dócil y torpe.

-Jack, el líder animal, cazador y autoritario.

Es portentosa la habilidad de Golding para describir la naturaleza, para mostrar lo inabarcable que es, y a la vez la facilidad con que nos absorbe. Los entornos, tanto visuales y sonoros como olfativos, de temperatura, humedad, etc. se nos presentan en una especie de realidad virtual en la que nos introducimos sin querer y en la que sentimos el calor, el aleteo de las mariposas, el olor de los cerdos o el burbujeo del mar.

Un libro fácil de leer y con interés creciente según se avanza en la historia, en el que nos enamoramos de unos personajes y odiaremos a otros; que provoca en el lector deseos de meditar sobre su propia existencia.; y que, gracias al desenlace final, se rompe con moldes y prejuicios. Puede pedirse algo más de una novela.

He estado muy ocupado siguiendo la acción, por lo que he apuntado pocas frases; de estas la que más me ha gustado es la que dice que "Las ideas más brillantes son siempre las más sencillas".

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