¿La literatura de género es de menor calidad?

Como a todos los que empiezan a creerse que saben algo del mundillo literario, a mí también me ha llegado el momento de preguntarme por la literatura de género. Debe ser una epidemia que hay que superar, y soy consciente de que puede crearme enemigos "literarios" o, por lo menos, alejarme de alguna parte de la audiencia que, con tanto esfuerzo, he reunido en las redes sociales.

Comienzo por decir que, para mí, cualquier libro, hasta el más despreciado por los entendidos me merece no ya respeto sino hasta admiración. Continúo dudando de que la calidad sea atribuible a la literatura "sin género" sin más, en detrimento de la literatura de género. Aun contando con que la calidad es en buena parte un concepto subjetivo, poca gente discutiría que no la tuvieran novelas como El hobbit, Un mago de Terramar, Las crónicas marcianas o los Crímenes de la calle Morgue. Hay muchas más, muchísimas más que superan ampliamente en técnica narrativa a buena parte de la literatura "sin género"; técnica narrativa que pasa por ser un aspecto objetivo utilizable para medir aquella calidad literaria. Y sin embargo, prefiero leer literatura "sin género". También leo la de género, por supuesto, pero siempre que me venga "muy" recomendada por alguien en cuyo criterio confíe.

Esta aseveración, por lo que rezuma de ligera culpabilidad, me ha llevado a reflexionar sobre el motivo de mi predilección. ¿Es una mera cuestión de gusto, definido a lo largo de los años como una consecuencia de mis lecturas, como podría suceder si dijera que prefiero hablar más en español que en inglés, sin que ello quiera decir que el español sea un idioma de más calidad que el inglés; o hay algo más?

No he encontrado ningún análisis lingüístico/psicológico/sociológico en el que apoyarme para contrastar mi conclusión principal. Aún así me atrevo a opinar que el motivo por el que me gusta menos la literatura de género que "la otra" es porque en la de género sobresale tanto aquello que la hace pertenecer a su género, ya sea el ambiente, la época o la trama, que oculta el resto de los aspectos de la historia; me refiero tanto a aspectos formales como a las técnicas narrativas utilizadas (caracterización, ambientación, ritmo, originalidad, utilización de figuras retóricas, voces narrativas, tramas y subtramas, tema, etc.), incluso a la mera significación o tema implícitos en el texto. Ese poder de subsumir lo particular bajo el paraguas uniformador del género puede parecer algo negativo (para mí lo es) pero, por contra, hace más preferible su lectura para los entusiastas del género correspondiente. De alguna manera, la literatura de género puede "permitirse el lujo" de arriesgar menos que "la sin género" ya que puede ser menos exigente con la calidad al tener un público más fiel. O dicho al contrario, la literatura sin género tiene que buscar su lucimiento sin el envoltorio, sin la ayuda, que aporta tener la etiqueta del género al que pertenezca. Por eso opino que una novela de género de una calidad equivalente a la de una novela realista es más "vendible" que esta última, de ahí que el autor de una novela realista tenga que esforzarse algo más en su escritura. Casi sobra decir que creo que es por esto por lo que prefiero leer literatura sin género.

Como sé que en este tema existen creencias tan profundas y excluyentes como las que se dan respecto de la religión, de la nacionalidad, de los partidos políticos y hasta de los equipos de fútbol, me gustaría disculparme ante todas las personas que hayan podido sentirse ofendidas por alguna de mis afirmaciones y, en todo caso, ofrecerles el espacio que tienen en los comentarios para argumentar como estimen oportuno.


6 comentarios:

  1. Hola, Javier

    El planteamiento es ciertamente interesante. Por mi parte, estoy convencido de que la diferencia entre la literatura de género y la que no se define de género, no es la calidad. Incluso, sea cual sea el género o no-género, en todas puedo apreciar con claridad las técnicas narrativas aplicadas, o la total carencia de ellas . De hecho, las técnicas narrativas básicas son comunes a todos los géneros, y luego cada uno tiene sus particularidades.
    Lo que sí pienso es que muchos autores se dedican a escribir determinados géneros porque son los que se venden, y es en esas obras, justamente, en las cuales he encontrado poca literatura.
    Yo no soy escritor de género y, de alguna manera, mis lecturas "habituales" son un reflejo de ello. Sin embargo, suelo asomarme a las obras de género, cada vez más, porque "las buenas" contienen una riqueza literaria muy enriquecedora.
    Creo que con este post puedes generar un debate muy interesante. Un abrazo.

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    1. Hola, Néstor.

      Gracias por tu comentario; muy pertinente por la mención de la escritura en el género más vendible. Desde luego que el escritor que se dedique a ella, por muy legítimo que sea hacerlo, no está en la mejor de las disposiciones para producir una buena obra literaria, al tene que escribir sobre algo o en un formato que a él no le gusta leer. No me parecen legítimas esas presuntas máquinas que, previa introducción de unos criterios medio narrativos medio marketinianos, son capaces de generar un texto vendible, situación que se me antoja más factible en la literatura de género que en “la otra”. Pero, en fin, tal vez estas máquinas pertenecerían más al género de la ciencia-ficción que al realista.

      Un abrazo.

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  2. Hola, Javier.

    Ojalá solo existiera buena literatura o mala literatura. Creo que esta necesidad de encasillar las obras por ciertas particularidades hace que nos salgamos del auténtico debate. Y, ciertamente, quizá es así, que todo es o excelente o mediocre, con independencia de que editoriales y libreros hayan incurrido en metonimias que muchas veces dejamos que nos condicionen; y no por ello es oro todo lo que reluce (ya podía) ni en los géneros ni fuera de ellos.

    Un artículo muy interesante.

    Un abrazo.

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    1. Hola, Marian:

      Cuánta razón tienes: estamos inmersos en un mar metonímico, editoriales y libreros, pero también todos los demás. Ya nadie sabe con rectitud qué es algo ni, menos, cómo se denomina (peor aún es que no le importa no saberlo). Y, desde luego, el mercado se aprovecha de esta confusión hasta el punto de que, con frecuencia, el mercado y la calidad son antagónicos. Por tanto, no nos queda más remedio que seguir buscando el oro allá donde se encuentre, aunque tengamos que ir provistos de unas gafas oscuras para evitar deslumbramientos.

      Gracias por leer y comentar en este blog, Marian.

      Otro abrazo.

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  3. Borges es literatura de género. También los es Cervantes, al menos de acuerdo a este artículo. Usted dirá...https://www.zendalibros.com/la-edad-de-oro-de-la-literatura-de-genero/.

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    1. Efectivamente, Juan Manuel, definir algo, lo que sea, es pretender poner fronteras y eso casi siempre es imposible. Gracias por tu comentario y por el enlace, muy interesante.
      Javier Peñas

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