Pero la revisión de este segundo borrador no ha hecho más que empezar: aún me queda la corrección de estilo, la orto-gramatical y la de maquetación. Pero no adelantemos acontecimientos. Para llegar al final hay que dar un primer paso y después otro. Como dijo no sé quién: para avanzar hay que mirar a la vez al suelo y al frente; aforismo útil no solo para escribir una novela, ¿verdad? Pues hablemos de la corrección de estilo, algo que reconozco que puede interesar más a los lectores de este blog que, a la vez, sean también escritores.
La corrección de estilo aparenta ser fácil, pero por lo que he visto hasta ahora, no lo es en absoluto. Para empezar, porque el estilo de un texto es algo etéreo y de evaluación muy subjetiva. Lo que para unos puede ser un defecto de estilo, para otros puede ser justo lo que lo hace original. Esa discrecionalidad es la que, como en otras ocasiones, me ha espoleado para buscar criterios objetivos que me ayuden en este análisis.
El primer aspecto del estilo que me he propuesto estudiar es la repetición de palabras. Sobre todo porque soy consciente de mi propensión a usar en exceso algunas de ellas. Supongo que es consecuencia de una insuficiente formación como escritor, que no tengo pudor en reconocer (como tampoco lo tengo al afirmar que estoy haciendo todo lo posible por mejorar dicha formación). Pero volvamos al asunto. He encontrado algunas páginas web que, introduciendo un texto, hacen determinados cálculos con el número de palabras, más allá de los incluidos en Word. Como, por ejemplo, estas dos:
- Wordle (que me descubrió Grisel R. Núñez en su blog Cafetera de letras): construye una nube de palabras en la que el tamaño de cada palabra es directamente proporcional a las veces que se repite.
- Word Counter: elabora una estadística con hasta las cien palabras con más repeticiones.
Ambas herramientas online, aun siendo útiles, las encuentro insuficientes para analizar mi novela ya que:
- obligan a “subir” a internet los textos a tratar (¿confidencialidad asegurada?)
- la longitud del texto a analizar tiene un límite bastante bajo.
- están optimizadas para escritos en inglés.
- no informan de la densidad en distintas partes del documento, sólo del número de repeticiones en total.
Dos de los inconvenientes anteriores (“subir” los textos a internet y límite escaso) se eliminan en la aplicaciónScrivener ya que el tratamiento se hace en local (en el ordenador del propio usuario, sin estar conectado a internet); sin embargo, hasta donde yo sé, los resultados siguen siendo pobres: son poco más que un mero recuento.
Una vez descarté encontrar una aplicación comercial que me ofreciera exactamente lo que estaba buscando, me propuse diseñar yo mismo un procedimiento artesanal que hiciera lo siguiente: para cada palabra diferente que sea utilizada en la novela, informar de la distancia a la que se encuentra cada una de sus repeticiones, con el objetivo de identificar aquellas palabras iguales que se encuentren “demasiado” próximas entre sí (más adelante habrá que concretar el término “demasiado”). Pues bien, lo he conseguido utilizando una combinación de macros de Word y funciones sencillas de Excel. No dudo que podría hacerse de una forma más elegante, pero estoy satisfecho con el resultado, considerando mis conocimientos técnicos y el tiempo dedicado; tiempo que tengo intención de usarlo principalmente para escribir (más novelas y este blog, por supuesto).
Sea pedestre o no, este procedimiento / sistema / proceso / aplicación que he desarrollado funciona, y me está sirviendo más allá de lo que esperaba inicialmente (simple avisador de palabras repetidas). Gracias a la rutina de corrección de las palabras identificadas en el listado (búsqueda de sinónimos, si los hay, y/o modificación de frases) cada vez soy más consciente de las palabras de las que abuso, además de obligarme a repensar frases para hacerlas más efectivas/creativas, narrativamente hablando. Es un tarea lenta, a veces hasta tediosa, pero muy necesaria y, al final, un tiempo bien aprovechado.
Es obvio que si este procedimiento es efectivo para una novela lo es también para textos más cortos, como relatos o entradas de un blog.
En los próximos artículos explicaré con detalle el procedimiento que he seguido. Si no te los quieres perder, te aconsejo que te suscribas al blog, dejando más abajo tu dirección de correo electrónico.
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