En el caso de esta novela, al utilizar con profusión la tecnología como argamasa de la historia, Julio Verne corre el riesgo de saturarnos con demasiados datos. Por suerte, o por deseo del autor, justo cuando llevamos leído la mitad del libro y creemos que vamos a abandonarlo, aparece un personaje y una situación que resucita el interés por la narración. Pareciera que el autor nos ha querido adormilar (durante demasiadas páginas, en mi opinión) para despertarnos de golpe con un hecho inesperado y que da la vuelta a la historia. Tras este suceso, al poco tiempo, el relato vuelve a aplanarse, por situaciones poco relacionadas con las emociones humanas y sí con la tecnología o, como mucho, con acontecimientos sociológicos. No obstante, como ya no quedaba mucho para el final, continué hasta terminarlo.
En cuanto a la técnica narrativa, nada especial que comentar: sigue una estructura convencional de planteamiento, nudo y desenlace. La historia es contada en pasado por un narrador en tercera persona bastante formal, tanto que en algunos momentos roza lo cómico. Y aquí puede estar el punto más interesante de esta novela: la fina y sutil ironía que transmite al margen de la parafernalia tecnológica que la adorna. Se aprecia una crítica social contra el clasismo de la sociedad norteamericana y un alegato en contra del derroche que suponen los ejércitos en tiempos de paz (en tiempos de guerra creo que son más dañinos aún, pero esta situación no se comenta en la novela).
Existe una secuela llamada Alrededor de la Luna, que por lo dicho, no voy a leer por ahora.
En resumen, una novela interesante que va de menos a más, aunque con algunos fragmentos que pueden llegar a aburrir.
Si
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