Su secretaria le había buscado un hotel cercano al congreso de París, pero la proximidad no evitó que la lluvia le mojara hasta la cartera y el pasaporte, que guardaba en un bolsillito interior de la americana. Gómez corrió lo más rápido que pudo hasta el hotel, se paró en me-dio del vestíbulo y miró a ambos lados. Un empleado uniformado se dirigió hacia él.