
He finalizado "Patria" y me siento desdoblado en dos, tres, cuatro o yo qué sé cuantos. Me explico, en ocasiones me dejaba llevar por la senda de la historia y los emociones de los personajes, como un lector inocente; pero en otros momentos, aparecía otro lector, uno que podríamos llamar cirujano, que se maravillaba unas veces con los cambios en la voz narrativa, o con las continuas analepsis, perdón, vueltas al pasado, y posteriores regresos al presente.