Empiezo por la conclusión: en el futuro evitaré leer obras de teatro traducidas al español y escritas originalmente en verso en inglés medieval, aunque su autor sea Shakespeare.
Comienzo por decir que, aunque he procurado no hacerlo, no me ha quedado más remedio que revelar algunos aspectos del argumento. Además, este artículo lo he redactado en tres momentos diferentes. Prometo que lo hecho así para conseguir que no solo no decaiga sino que se incremente el interés por la lectura de esta novela.