A veces no me encuentro, como en «Clavícula», el libro de Marta Sanz

Hurgué en mi memoria para buscar significados, temas subyacentes, metáforas que trascendieran la literalidad del texto. ¿Qué era ese dolor clavicular que obsesionaba a la autora?, ¿un trasunto de la sociedad actual?, ¿un aviso de la implacable y futura muerte?, ¿una alegoría de la escritura en cuanto que reflejo de un dolor? Puede ser, o tal vez no. Y es que si me falta el hilo conductor de una historia, el objetivo, se esfuma buena parte del atractivo de la obra, salvo que se compense con otros aspectos.


Este libro narra, a modo de autobiografía novelada, un corto período de tiempo, durante el que la protagonista (¿autora?) nota una punzada de dolor en el pecho. Una indagación en las interioridades de nuestro cuerpo, del que solo sabemos que está formado por un conjunto de vísceras unidas dentro de una piel, como en cualquier otro animal; pero al que se le ha dotado de conciencia, o se le ha desarrollado, según la teoría evolucionista. Y eso da miedo. Esa oscuridad interior. Esa ceguera hacia nuestro propio yo. Hasta hubo algún médico que intentó operarse a sí mismo. 

Entonces, diréis, es la historia de una hipocondríaca. Sí, y, por ello, uno esperaría algo más, que no he encontrado.

Sí me han interesado, por contra, los fragmentos en los que se denuncia la pérdida de la creatividad, como cuando la necesidad guía a la protagonista a aceptar trabajos no deseados para obtener ingresos suficientes con los que vivir. En estos casos, ¿sufre la creatividad y/o la objetividad?

También es indiscutible la calidad de la prosa y la sabiduría que rezuma en ocasiones, como en los fragmentos que siguen:
  • Me come la piel por dentro como traviesos gusanitos horadadores de la sarna.
  • Él me cree, pero no quiere creerme.
  • Echo en falta el deseo de mi marido. Pero solo para poder rechazarlo.
  • Escribo de lo que me duele.
  • La escritura araña la entropía como una cucharilla de café el muro de la prisión.
  • La vida consiste en trabajar todo el día y culparse por esos momentos en que no se está trabajando.
  • Yo creo que el miedo a la muerte lo llevó a querer morirse.
  • Me gusta ver cómo se entristece y se desmorona conmigo. Cómo se duele en mi dolor.
  • Las pecas que mutan de la picardía a la malignidad.
  • Volveré a esta vida magnífica que me aprieta el corazón. A las ganas de hacerlo todo y al miedo de no poderlo hacer. A la conciencia del privilegio y de la necesidad

3 comentarios:

  1. Hola, Javier:

    No sé si festejarlo o lamentarlo, pero tampoco yo me encontré con esta 'Clavícula', pese a haber leído buenas críticas; ahí quedó, varada en la estantería después de intentarlo hasta tres veces. Cuando es que no, ya puedes ponerte haciendo el pino...

    ¡Saludos agosteños!

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    1. Hola, Marian:

      Bueno es saber que uno no está solo en las lecturas incomprendidas.

      De esta misma autora, tengo muy recomendada "La lección de anatomía"; aunque, tras la "experiencia clavicular", dudo si mantenerla entre mis futuras lecturas. Por casualidad, o no, ¿no habrás leído este libro, verdad?

      Muchas gracias por comentar.

      Más saludos agosteños.

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    2. Lo cierto es que no. Y que aún me concederé un tiempo para volver a Marta Sanz; aunque la he visto en directo en entrevista y... me gustó. Pero 'clavícula' es mucha clavícula. Si te animas con 'anatomía', ya contarás.

      Abrazos literarios, compañero.

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