Breve comentario de "El asesinato de Sócrates", novela de Marcos Chicot

Sentimientos encontrados, de ese tipo son de los que noto cuando empiezo a comentar un libro que me ha interesado bastante, tanto como para leer sus 759 páginas en menos de una semana; pero, a la vez, del que no he anotado ni una sola frase que me haya emocionado, como de las que sobraban, por ejemplo, en "Cien años de soledad".

El autor, Marcos Chicot, nos sitúa en el año 437 antes de Jesucristo para revivir la guerra del Peloponeso entre atenienses y espartanos; nos hace sentir los combates en primera persona a través de varios personajes de ambos bandos. Las escenas (110 capítulos más un prólogo y un epílogo) se suceden en una y otra ciudad-estado, en acontecimientos cada vez más cruciales. Consigue con maestría que el interés no decaiga en ningún momento, más bien, que se incremente en cada capítulo.


Como toda novela de género, histórico en este caso, la ambientación no es más que un aderezo para presentar la historia que le importa al lector, la que se da entre personajes que se nos vuelven familiares según se avanza en la narración. Personajes, en mi opinión, planos en el sentido de que los "malos" lo son siempre (por ejemplo, Aristón, el soldado espartano que abusa continuamente de su mujer y sus hijos) y los "buenos", buenos siempre, como Perseo (el campeón ateniense) o el mismo Sócrates. Esto los hace previsibles, poco parecidos a personas de carne y hueso, pero también accesibles y fáciles de entender por los lectores.

Con la mencionada sucesión de escenas que se dan en la novela, no es fácil decidirme por el tema principal de la novela sin caer en los tópicos del triunfo del amor verdadero. Yo creo que el objeto del libro no es buscar trascendencia en el lector ni hurgar en su sensibilidad literaria, sino hacerle pasar un buen rato mientras lee, consiguiendo, tal vez, que se interese por aquella época tan lejana, pero a la vez, tan cercana para nosotros.

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